El valor de la lectura
Introducción
Aunque todos tenemos numerosas intuiciones sobre las ventajas que la lectura puede reportar a los niños, conviene que las repasemos pausadamente para ampliar nuestras perspectiva, clarificar dudas y redoblar nuestro convencimiento de que fomentando en nuestros hijos el gusto por la lectura les estamos haciendo uno de los regalos más hermosos que podemos ofrecerles.
Aunque todos tenemos numerosas intuiciones sobre las ventajas que la lectura puede reportar a los niños, conviene que las repasemos pausadamente para ampliar nuestras perspectiva, clarificar dudas y redoblar nuestro convencimiento de que fomentando en nuestros hijos el gusto por la lectura les estamos haciendo uno de los regalos más hermosos que podemos ofrecerles.
Vaya aquí un surtido y vitamínico ramillete de
argumentos para convencer a los detractores de las riquezas de la lectura.
Empléelo cada uno sin fundamentalismos, con la humildad de quien se siente
tocado por la magia de la lectura, al tiempo que acepta que otros puedan
sentir otras vibraciones hacia la palabra escrita.
1. Enriquece al niño en
todos los aspectos de su persona: desde lo intelectual a lo afectivo, lo
emocional, lo íntimo, lo onírico e incluso lo irreal.
2. La literatura es una
fuente enriquecedora por el valor artístico que en ella adquiere el lenguaje.
3. Le prepara para la
lectura de aprendizaje: si el muchacho disfruta de las fantásticas aventuras
que se esconden en la Literatura Infantil también será capaz de estudiar
con suficiente atención teoremas y teorías, ideas e ideologías,
historias y filosofías que estén en otra onda a la de sus gustos, sus intereses
y sus motivaciones.
4. Aporta un amplísimo
horizonte de fantasía y sueños, una estimulante mezcla de conjuros mágicos que
permiten abrir mil puertas y descubrir infinitos mundos.
5. Hace al lector flotar,
reír, soñar, descubrir, acercarse a lo lejano en el tiempo y en el espacio,
ponerse en la piel de otras personas, sufrir con ellas, alegrarse con sus
éxitos, emocionarse con sus descubrimientos…
6. Le ayuda a entender y
en parte a solucionar sus problemas psicológicos y afectivos (miedos,
complejos, celos...). No podemos esperar que la literatura haga milagros y
retire las piedras del camino vital de nuestros hijos, pero sí le permitirán
serenar su frustración o su pena demostrándoles que no está solo, que lo que le ocurre
es natural, que hay otros muchos niños que pasan por sus avatares.
7. Despierta su
imaginación, su fantasía y potencia su creatividad: si le ofrecemos libros como La
historia interminable (Ende), El manual de monstruos
domésticos (Marijanovic) o El erizo de mar (Iela
Mari), no sólo gozarán sino que potenciarán los músculos de su imaginación.
8. Favorece el desarrollo
de su espíritu crítico y de su capacidad de razonar, provocando y orientando la
reflexión y el cultivo de la inteligencia.
9. Aviva su sentido
estético y su capacidad de apreciar y disfrutar de lo bello.
10. Contribuye a su
crecimiento en libertad: en la medida en que le dejemos elegir sus
lecturas y en la medida en que la oferta que pongamos a su alcance sea plural
en los enfoques, las estéticas, las épocas, los conflictos y los caracteres y
reacciones de los personajes.
11. Leer estimula las
capacidades lingüísticas:
·
Enriquece el vocabulario y el uso de las estructuras del idioma y, en
consecuencia, desarrolla la capacidad de expresión, tanto oral como escrita.
·
Perfecciona el conocimiento ortográfico: al ver la forma correcta de
escribir cada palabra, su cerebro, inconscientemente, se impregna de
información que luego le permitirá ser más certero al escribir.
·
Se familiariza, poco a poco, con las estructuras propias de los diferentes
géneros y estilos literarios. Por ejemplo, siempre que una lectura comience por
«érase una vez…» sabrá que está abriendo el tarro de las esencias de un hermoso
cuento y se situará ante él con una predisposición muy diferente a la que le
invitará un texto estructurado en líneas cortas (versos), porque adivinará que
está introduciéndose en un poema.
12. A través de la
narración o lectura en voz alta, se potencia la capacidad de escucha, que
amplía la atención y es tan importante en toda comunicación.
13. Las lecturas
compartidas estrechan los lazos afectivos y favorecen la expresión espontánea
de los sentimientos y las emociones.
14. Los cuentos nos
enseñan sobre la condición humana: descubrimos el valor de la generosidad, la
justicia, la esperanza. Pero también el odio, la ruindad, la violencia, la
injusticia. Por eso debemos ofrecer libros con personajes bien perfilados, con
caracteres coherentes, con comportamientos y personalidades variadas, no sólo
«buena gente», porque en la vida real el niño encontrará de todo y la
literatura puede ayudarle a relacionarse.
15. El niño amplía su
mundo interior, adquiere conocimientos de todo tipo (no sólo intelectuales,
también morales y afectivos). Si los libros a los que se va asomando son
atractivos y satisfacen sus deseos íntimos (sean estos recreativos, cognitivos
o sociales), se favorecerá su gusto por conocer, descubrir y profundizar en la
lectura para obtener nuevas prebendas.
16. El libro acerca al
niño el mundo de los adultos, le muestra sus estructuras, sus convencionalismos,
sus valores y contravalores, sus hipocresías e incoherencias, y le sirve como
estímulo para crecer en lo íntimo, en lo afectivo y en lo intelectual.
17. Se desarrolla la
memoria, porque el lenguaje artístico despierta, una y otra vez, las imágenes
que se van atesorando en la memoria y que producen un deleite al espíritu.
18. Afianza el proceso de
madurez a través del desarrollo de la autonomía intelectual del niño, por lo
que se convierten en garantía de la libertad personal del lector que puede manejar
la historia a su antojo y en función de sus necesidades intelectuales y
afectivas.
19. El libro es un
fabuloso instrumento para una permanente formación intelectual, moral, afectiva
y estética del niño.
20. Aumenta la lógica, al
presentar sucesión de ideas, encadenadas con coherencia tanto en lo temporal,
en lo espacial y lo narrativo.
21. Facilita la
comunicación: cuando el libro toca al niño, cuando se acomoda en su interior
dejando un poso de efectividad (intelectual o afectiva), corre a compartirlo
con un ser querido.
22. Posibilita la
desinhibición: muchos niños tienen problemas relacionales que se traducen en
inseguridad, dependencia del adulto, incomunicación y, en casos extremos,
agresividad. La lectura les puede ayudar a desinhibirse, al menos interiormente
y eso les permitirá liberar parte de su frustración.
23. Ayuda a descubrir los
propios sentimientos: en ocasiones el niño no termina de identificar o aceptar
sus sentimientos; sabe que le está pasando algo, que en su interior crece el
desasosiego o la euforia y se siente confuso porque son emociones novedosas.
Incluso puede suceder que el niño haya recibido una educación excesivamente
restrictiva y punitiva y eso le mueva a «satanizar» esos sentimientos
emergentes. La lectura le puede ayudar a entenderse y a aceptar lo que hierve
en su interior.
24. Acentúa el gusto por
estar solo: aunque defendemos las lecturas compartidas como intercambio de
nutrición afectiva, reconocemos que la peculiaridad intrínseca de la lectura
es su condición de solitaria. Lo natural es leer a solas con uno
mismo, buscando la postura, la ubicación, la disposición emocional, intelectual
y física deseada, huyendo de todo aquello que turbe nuestro recogimiento
interior y que vaya a impedir nuestro disfrute absoluto. Si el niño logra abstraerse
del mundo que le rodea con un libro en las manos es porque está navegando a
miles de leguas de aquí, porque el libro ha logrado ayudarle a trascender el
espacio y el tiempo.
25. Fomenta el ocio
creativo y constructivo: uno de los dramas de nuestras sociedades urbanas es
que los niños y jóvenes cada vez encuentran menos espacios para desarrollar su
ocio. El empeño de los padres en que aprendan de todo (kárate, inglés,
informática, ballet, danzas orientales, piano…) y la vergonzosa presión de los
deberes escolares incitan al niño a amuermarse y ralentizar sus actividades
libres en busca de un poco de sosiego. Los libros pueden abrir una ventana por
la que penetre algo de creatividad y que despierte nuevos intereses y
aficiones.
Kepa Osoro
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